Ésta es la historia de dos seres que por casualidad, la vida les presentó.
De una bella rosa y un viejo árbol.
Desde que nació la Rosa,el árbol se enamoró.
Cada mañana la veía al despertar, tan bella, tan sonriente, tan feliz, tan risueña.
El árbol sentía como su corazón latía con más fuerza, parecía que tenía cien años menos.
Era feliz porque la tenía cerca, hasta una hoja brotó de su vieja rama algo que él nunca ya esperaba.
La Rosa la saludaba con tanto respeto que se inclinaba mirando sus zapatos viejos.
Él, nunca podría decirle que estaba enamorado,
porque la Rosa era joven y él un árbol cansado.
Él no quería herir la sensibilidad de la bella Rosa, ni el sentirse humillado.
Él, en silencio guardó su secreto, pero sus ojos cada día brillaban más que un rayo.
El bosque se iluminaba aún más cuando el árbol miraba a la Rosa.
Pensaba en ella cada momento y cuando alguien se acerca, él sentía como se moría.
La Rosa sentía algo en su pequeñito corazón,
la compañía del viejo árbol le gustaba, le gustaban las historias que le contaba, ella sentía felicidad con su compañía.
Los días fueron pasando y la Rosa se fue enamorado del árbol cansado.
Ahora ella tenía un secreto, pero guardaba silencio.-como un árbol grande y mayor si podría fijar en mí.
Ahora los dos tenían un secreto que nadie sabía, sólo ellos dos sabían lo que sentían.
El árbol un día abrió su corazón, desvelando su secreto y ella entró en él.
Sin mediar palabras él abrazó a ella,
ella sonrojada le dijo -Estoy enamorada de ti desde el primer día que me miraste con esos ojos de poeta.
Ahora sé quién eres...
Y sé que tú me esperabas.
Manuel Franco García
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