-El montañez-
remonta los blancos acantilados
de sierra nevada, -junto al indómito de su hermano-
que sacando fuerzas de flaqueza
no le temen a ningún terrón de nieve
por algún intrépido lanzado.
Las cúspides nevadas de Granada
no son ningún obstáculo para estos dos...
indómitos hermanos, que crecieron
en la adversidad de las nieves imperecederas.
No es la nieve la tumba del montañez indómito
que vio el polvo blanco volando,
en las cruentas batallas, de moros y cristianos;
cuando los reyes católicos se enfrentaron.
En las sangrientas batallas
por Granada y por España;
que bajo estas nieves se libraron,
-Sí, existieron las batallas bajo este polvo blanco-.
Veo tus pies, montañez indómito marcados
por el alba de fuego, que me advierten
del fragor de una nueva batalla..
pues los moros jamás renunciaron a Granada.
Hàblame de la sangre que quedó derramada
bajo la blanca nieve, mora y cristiana..
de aquellos hombres indómitos que lucharon
ciegamente, por Granada y por España...!
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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