He sentido tu vaho en mi espalda, vida mía,
tus manos sobre mi piel
suave y vaporosa,
tu estela de rocío que se derrama en mi esencia,
en el travieso escondrijo de la fusión de nuestras almas,
acaríciame en la senda de tu almohada.
Cual misterio empapado,
del aroma de tus besos.
al fragor de tus ojos de miel, escudriña mis besares,
en la fulgurante fuente de lo etéreo.
Acaricia mis sentidos, vida mía,
la visión y la locura que se cimbran en mi tacto,
en el sollozo sutil de mi mirada,
y mi olfato que te besa en tu alborada.
Reverbera el alba que entrelaza mis aromas,
sublima vida mía mis caricias,
y tus labios engarzados en mi boca,
cual límpido besar de los tordos a la rosa.
Acaricia, amor, el crepúsculo de mi mirada,
tatúame en tu alma, amor mío,
y en la entrega total de los sentidos,
acaríciame en el halo de mi piel dormida.
Como acaricia el sol los misterios de la vida,
como acaricia el mar su espuma en la marea,
así,
y en la entrega fiel de nuestras almas,
envuélveme,
en el fuego sordo de tu piel,
amado mío.
Hortencia Aguilar Herrera -México-
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