(III)
No sé... ¡no sé!
No sé porqué
vives en mi mente.
Paseábamos en la playa.
Dormido me quedé,
cabeza en tu pecho
Plácidamente recostada.
Y... desperté.
Cuando desperté
Apasionadamente me besabas.
¡Desperté asombrado!...
Ya no había palmeras,
Ya no había playa,
Solo había tristeza...
Tristeza en mi corazón.
¡Tú ya no estabas!
Jaime Enrique Otero Saez
No hay comentarios:
Publicar un comentario