Si ella te ama la mitad de lo que te amo, no pedirá nada, será feliz solo con saber cuanto la amas. Si ella te ama solo una décima parte de lo que te amo, te considerará perfecto. Si ella te ama una parte de lo que te amo, cuidará de ti, para no dejarte caer en el abismo. Si ella te ama, aunque sea un minúscula parte, los dejaré ser felices y me iré, como la sirenita de Andersen, a ahogarme en este mar de soledad, porque después de conocerte me quedé sin las branquias que me hacían sobrevivir en dicho mar; ¡y que mas da si ahora tengo un par de piernas!, no las quiero si no sirven para correr hasta donde estás. Aun ahogada y muerta seré feliz sabiendo que lo eres tú.
Flora Ubaldo Alarcón.
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