Todos lo saben
y entonces buscan mi compañía para charlar
por las noches.
Sin embargo yo conozco a alguien que quiere
morir en paz consigo mismo
y me produce estremecimientos, insomnio, soledad,
porque la paz conmigo misma sería una guerra sin fin,
dos o tres asesinatos inevitables
y alguna entrega desmedida
que no entra en mis planes.
Sin embargo yo sueño por las noches
con un jardín inmenso donde los muertos
se levantan para saludarme;
yo sueño con un hombre que me inquieta
y como lo ignora me habla amigablemente del resto del mundo
y de mis múltiples amores, tan simpáticos,
tan apropiados como tema de conversación.
Del libro "Mujer de cierto orden" de
Juana Bignozzi -Argentina-
Publicado en Estrellas poéticas 62
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