This is no country for old men...
Como siempre, la noche.
El melancólico violín, el piano apresurado, el gentil cello.
La luz del vecino permanece encendida.
Junto a ella, el gato, todavía en guardia.
Pronto llegará a la ventana, desnudo,
se fumará un cigarrillo, beberá una cerveza.
Pretenderá no darse cuenta que lo miro.
Apagará la luz, correrá la cortina,
no sin antes casual acariciarse el cáñamo,
ostentoso darme la espalda lánguida.
Aclarará el cielo.
Podré distinguir la tórtola que anida
en la escalera al otro lado de la calle.
Será otro día.
Otro día de penoso movimiento mecánico,
el hacer deshacer rehacer cotidiano,
estado de gracia que me abre a los extraños,
les permite acceso limitado a mis entrañas.
Navegaré relojes añorando el momento
de restaurarme al sueño por despertar de nuevo
en este espacio libre que le robo al tiempo,
recibo la visita de muertos y ausentes,
sangro sobre el teclado, y desangrado, floto,
fantasmal criatura de claroscuro y vidrio.
Cómo me asombra
el encontrarme tan cerca de un Dios, y de la muerte,
en medio del insomnio habitual, y las palabras.
Del libro El jubilado de
Alfredo Villanueva Collado -Estado Unidos-
Publicado en Editorial Alebrijes
No hay comentarios:
Publicar un comentario