Deja que tus manos lluevan a mí
como en una brisa de espuma
y estar cubierto de ti como de helado rocío.
Permíteme el suave toque de tu exhalo
y el algodón de tu presencia delicada.
Está nevando sobre la roca
y los metales se han paralizado.
Los copos caen y se deshacen en las ramas secas.
Esta noche dormiré en torno al hogar
y en el sueño saldré de casa y seguiré a los lobos
y veré a las crías mamar la leche,
tibias en su guarida.
Los copos caen y se deshacen en las maderas,
los copos ya sobre la piedra inerte.
¡Oh, cómo pienso en ti!
¡Y con qué urgencia de invierno te necesito!
Aleqs Garrigóz -México-
Publicado en La Biblioteca
No hay comentarios:
Publicar un comentario