Por más púberas que en su castillo
se me ofrezcan en cada siesta
sus enviadas de los latifundios
no ceso yo de desearla a usted
nocturna
no acabo de anhelar fagocitármela
a usted
con tanto predicamento
edad y castidad
y abundancia de carnes
Condesa von Herrendorf.
Del libro Corona de calor de ROLANDO REVAGLIATTI -Argentina-
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