Y si nos comemos a besos
y dejamos que el demonio
que llevamos dentro
nos mortifique en sus
lascivos deseos.
Déjame que poco
a poco te vaya haciendo mía
como yo solo sé,
en este juego de
besos y caricias
al que te voy a someter,
en este sinfín de pecados
que jamás te atreviste a cometer.
Y perdernos para siempre
en esta lujuria de cuerpos
sedientos de placer,
en este perverso deseo
de tu piel sobre mi piel.
Y si nos comemos a besos
y detenemos la eternidad
en un instante………
en ese libido instante
de volver a besarte.
Sergio de Sa
Seleccionado por Inmaculada Gálvez
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