Semilla hermosa esparcida
en tu vientre nací a la vida
nueve meses de gestación,
con manos benditas tocabas
tu cariño de madre palpaba
la bondad de tu corazón.
A tus pechos aferrado viví
desde cuando los ojos abrí
fue tu rostro el que vi primero,
siempre con una sonrisa
eras la suave brisa
en el tiempo pasajero.
Madre amada te debo tanto
la pena también el llanto
que cuando niño apagaste,
el sagrado tiempo, dedicación
que diste con el corazón
nunca solo me dejaste.
Venerada reina del cielo
muchos fueron los desvelos
cuando al ser bebé lloraba,
en la noche no había sueño
con trato siempre halagüeño
como a un tesoro cuidabas.
Hoy los roles se han invertido
tu vida es un libro leído
el capítulo final concluye,
ya estas cerca de partir
déjame madre decir
tu sangre por mis venas fluye.
Seré tu proyección en el tiempo
con tu recuerdo viviré contento
será en mi ser la luz del día,
aún estoy aferrado a tu mano
testigo es el Dios soberano
de cuánto te amo madre mía.
Moisés Castro Parra -Chile-
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