Allá, donde el sol
mide las palabras,
donde la claridad
es moneda de curso legal
y los patrones se buscan por miradas,
la ruta del mal se hace atemporal
y los vestigios de sátiros poemas
fluyen por la pequeña sed de agua y fuego...
Allá, donde la luna
desmerece de luces,
donde la mitad
del mundo no es dorada
y las terribles tempestades acontecen,
se funden las palabras con las voces
y se buscan los olores por la cierta razón
de un destello entendido entre futuros...
Allá, donde yo
termino mi destierro,
vendrán, apagados,
los ríctus demacrados,
que han marcado mi agonía...
Julio García del Río
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