Con un poco de sal
estás muy sabroso
y con una pizca de aceite
y otra de vinagre satisface
mi insaciable apetito.
Verde en la mata
cuando a mis manos llegas
eres intensamente rojo
e incitas a morderte
y dejar que tu pulpa corra
por mis labios lentamente.
Si te exprimo un rico zumo
me das para llenarme de vitaminas.
Si te frío una salsa para acompañar
el pescado y la carne consigo
aunque también y te puedo asar
y hacer una exquisita ensalada.
Lo tienes todo y te tomo entero,
en trozos, líquido, frío o caliente.
Además tomándote no engordo
sino que guardo la mejor línea.
Por eso quiero poseerte por la mañana,
al mediodía y hasta por la noche.
JOSÉ LUIS RUBIO
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