Levanta el vuelo
el almendro de la lluvia ácida:
primaveras interruptas
desgajándose en el barrizal
de un ciclón ahíto de máscaras.
Nadie reclamará ahora
el atributo del dios rebelde,
nadie
el cómputo de las sonrisas deformes,
nadie el corazón
en llagas de las mariposas adúlteras,
nadie el devenir
de los gavilanes altivos
que devoran las cicatrices del día.
Barrunto
el final de los hielos gozosos
que blanquearon
la sangre tierna de los volcanes:
tiempos en los que el frío
se apodera de la escarcha de las nubes
hacia veranos de princesas sin luz.
Primaveras de papel
en el santuario oculto de los silencios.
Luis E. Prieto
Publicado en el blog escribidor
No hay comentarios:
Publicar un comentario