Buscando en el baúl de lo olvidado
el silencio enmudece mi realidad,
respiré los recuerdos de mi verdad;
cogí un lacito azul muy bien atado.
Mis trenzas de oro , mi cabello atado.
¡Qué susto me llevé, por tal suavidad!
al instante salté con suma ansiedad:
imaginé una rata haber tocado.
Mi cabello de niña rubio, inerte,
dormido sobre tela que yo bordé
con seda mientras esperé a mí novio,
porque bastantes días tuve suerte
de tenerlo a mi vera y se lo juré...
puse iniciales de él...A. M…¡Y tan obvio!...
María Sirena Matrí Mar -ESPAÑA-
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