Miré hacia el altar católico y sentí llegar desde vos
esa como ansiedad fastidiosa, esa exquisita fatiga
que te absorbe hacia los corredores del laberinto,
como los embudos de los ríos serranos a los nadadores angélicos.
Y supe lo de siempre: que, para el gran río,
representamos apenas un sorbo dulzón, como la sangre,
un puñado de moléculas y de entropía.
Del libro En este nombre y en este cuerpo de
EUGENIA CABRAL -Argentina-
Publicado en el blog revistaislanegra.fullblog
No hay comentarios:
Publicar un comentario