Crisálida de sal rompe tu vuelo
en el desvelo de alguien que entre sueños
se anime a recorrer todo tu cuerpo,
en el más mágico de los momentos
en el que se junten -por fin- los dos imperios:
el de la razón y el deseo,
coronados al alba y entre sedas.
Y sin más preámbulos descubrir
que sólo se necesita ir con lo puesto
cuando adentro se lleva la propia
historia de amor hecha novela.
Leandro Murciego
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