martes, 16 de septiembre de 2014

CARICIA


Cada uno de mis dedos tiene un duende,
y hay satén en la palma de la mano.
Acércate y verás; soy artesano
que labra, funde, pule y condesciende.

El metal que trabajo no pretende
ser lo que no es; se deja, y yo me afano.
Ya plata, u oro, o bronce, no profano
su singularidad cuando se enciende.

Al fuego los moldeo, y es caricia
cada tacto y labor, que beneficia
y complace a ambas partes por igual.

Mi actividad contigo supondría
un grado superior de artesanía,
como haciéndote copa de cristal.

FRANCISCO ÁRVAREZ HIDALGO -In memoriam-
 

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