Mientras llega la hora del gran salto
grabemos este alegre epitafio
que entre tanto inútil tonto útil
escribió nuestro amigo Bertoldo,
ya enterado del destino del poeta
entre un pueblo de peces congelados:
Escapé de los tigres
Alimenté
A las chinches.
Me devoró vivo
La mediocridad.
Mas su amor alimentó a todos
cuantos comimos de su rojo corazón.
Imítalo si osas viajero airado,
pues luchó por la libertad del hombre.
En su estela espera la última rosa
de Ronsard, guardando el sitio
Miguel Veyrat
Publicado en Rick´s Café
No hay comentarios:
Publicar un comentario