A través la ventana, sedienta de cuerpos,
se cuela una luz muerta y primitiva,
ancestral como la duda o la quimera,
como los sueños con patente y precio fijo.
Si digo la verdad, nunca fui mío,
Las olas son esclavas de la mar.
Voy , soy y me deshago,
me fundo con el mal.
Después : silencio , verdad y soledad.
realidad que impregna cobrizo el respirar,
son los cristales rotos, la vida no vivida.
No la puedes tocar y lloras sin templanza,
sin mesura te quieres arrancar
de la eterna encrucijada , tan dañina.
Y el sol se va, juegan los niños
enfrente de mi angustia incomprensible,
incurable, que desalma como un insulto al viento.
PACO JOSÉ GONZÁLEZ
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