Vanidad de vanidades, decía el predicador
son tan solo necedades, que no le agradan a Dios,
en bello traje de piel, el niño llego al hogar
y su madre lo mimo y lo cubrió con su amor.
Triste mundo material, donde el dios, es don dinero,
raíz, es este del mal, de este entorno traicionero,
Tanto tienes, tanto vales… abona la presunción
del que pierde la cordura y bloquea el corazón.
Se presume la belleza de manera singular,
se les olvida que luego, el dueño de la grandeza,
va minando cada pieza, de los pies a la cabeza,
como cobrando con creces, el muy altivo pensar.
Se ufanan de aquellos bienes, que se les confió guardar
los presumen cual tesoro… que lo pudiesen llevar.
Pido, mirando al cielo… encontrar al redentor,
Dame Señor sosiego y también dame humildad,
que presuma, yo te pido, de tu perfecta bondad.
DARWIN I. FLORES VARELA
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