La vida vino a ser,
el núcleo del verso,
la célula sideral de Dios,
lo evidente de la existencia actual.
La vida es materia viva,
los poetas orbitas con hipótesis de imaginación,
tanta proteína para la salud del sueño,
tantos aminoácidos recuerdos
donde la materia del ayer yace muerta.
Solo nos quedan respuestas verosímiles,
el cohete de la filosofía que aún no llega a su acierto,
todo un vaso de matemáticas conclusiones
donde millones de orillas caen como un huir perpetuo al azar.
¡Que sabe el hombre del hombre!
Si ni siquiera sabe
dónde queda su destino propagado.
La vida fue dada,
no revelado su cimiento.
Solo decimos,
sin decir,
para el avance de la ironía.
Aunque el Arcano busque su preexistencia,
saber no siempre es inminencia.
Más bien nos hace océanos más agitados.
El hombre busca,
inventando una realidad que no existe,
donde su hallazgo es solo un motor de curiosidad.
Belén Aguilar Salas -Costa Rica-
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