En mi mortal resurrección de espuma
aletean los pájaros sin alas
de esta espalda que suda, y te resbalas
entre mis piernas lágrima en la bruma.
Un gallo canto con la luz, y un puma
muerdes la yugular de mis impalas,
que bajo esta melena oscura hay calas
donde tu lengua es vela y suave pluma.
En mi mortal resurrección del sexo,
fuiste un alma trepando a resplandores
creciendo carne alrededor del hueso;
y, cuando otros querían tus favores,
te inmolaste en mi altar con solo un beso
consagrando la entrega en los amores.
Antonio Ramos Olmo -ESPAÑA-
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