Ahora que no me quieres, el mundo,
es una isla, sombría, desierta…
Mi alma, hallar consuelo no acierta,
En medio de este quebranto profundo.
No hay ya lugar para este vagabundo
en tu amor, que a la vida se despierta.
Mi soledad es una amarga puerta,
que conduce al olvido más rotundo.
Derrotada la alquimia de mis sueños,
ilusiones y anhelos se marcharon,
en busca de otras playas, de otro puerto.
Y no alcanzaron todos mis empeños;
Los versos en mi pluma marchitaron;
Por siempre el poema, estará muerto.
FEDERICO SERVANDO RODRÍGUEZ
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