Quizás la mujer prefiera
simplemente,
un hombre enamorado.
Un hombre que escriba su dolor.
Y que ellos sean uno.
Que esté.
Que lo encuentre sin búsqueda,
siempre,
a sus pies.
Que la adore aún en la distancia
Que la monotonía no sea el motor de la vida.
Simplemente un hombre enamorado.
Que pasee su absorta felicidad,
entre los celos de las circunstancias.
Quizás la mujer prefiera.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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