―¿Recordáis las vacaciones del verano pasado, niñas? ¡Qué bien lo pasamos en Europa! ―preguntó mamá, mirando a papá en un forzado gesto estilo inquisidor.
―A mí me encantó la playa de arena rosa, y sobre todo la de las arenas arcoíris ―contestó Estefanía, la hija pequeña, con entusiasmo―, hacían los mejores helados de todo el sistema solar.
―Pues para mí fue horrible, me aburrí como mil ostras alienígenas juntas ―añadió Julia, la hija adolescente―. La música de las discotecas era pésima, todos los chicos feos a rabiar, y no encontré ninguna chica que no se creyera princesa Leia. ¡Malditas pijas! Benidorm es mucho mejor, supera a ese maldito satélite en todo.
―Estoy de acuerdo con Julia ―aprovechó papá―. Ya abandonamos la Tierra, tal como me suplicasteis las
tres, el año pasado. Este verano deberíamos ir de vacaciones al Mediterráneo. No pienso salir del planeta; además, todavía recuerdo que el verano pasado casi tuve que pedir un préstamo al banco joviano para pagar los dos bikinis que mamá se compró en Europa, como se los había olvidado en la Tierra ―cerró con retintín.
―No, no y no. De quedarnos en la Tierra ni Hablar. Yo quiero ir al parque del terror de Fobos ―empezó a lloriquear Estefanía.
―Y yo a surfear desnuda sobre los anillos de Saturno ―bromeó Julia.
―Dicen que en Exotierra, el punto azul de Corona Borealis, han terraformado las mejores playas y hoteles de todo el universo. Es un precioso sistema binario de dos soles. ¡Dioses, prometen un bronceado espectacular!… ―continuó mamá.
Jorge Asteguieta Reguero (España)
Publicado en la revista digital Minatura 119
DE FACEBOOK - 6740 - FOTOS
Hace 13 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario