una hoja y un suspiro
y en la horqueta de una rama
la maravilla de un nido.
En el bosque de tu vida
un árbol recién nacido
se reía a carcajadas
de sí mismo.
Entre tanto y tanto árbol
era aquel árbol distinto;
que era aquel árbol un árbol
con alma de nube y río.
Un pensamiento y un árbol
digo y no sé lo que digo.
Callo y no sé lo que callo.
Grito y no sé lo que grito.
Las raíces de aquel árbol,
¡ah delirio de delirios!,
tierra adentro, muy adentro,
se encielaban de infinito.
JUAN CERVERA SANCHIS -México-
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