lunes, 16 de abril de 2012

EL SOL, TIGRE DE ORO

El sol, tigre de oro, nos envuelve
con su calidulcísma y enamorada voz
de fiera cósmica.

El dios de los espejos muere al verse a sí mismo
y los espejos rotos ululan espantados.

En mi jardín, no obstante,
no hay más flor que tu flor
fragante y niña.

La noche, de repente, es una hermosa gata negra
rociada de estrellas sedientas de caricias.

Cruje un grano de uva entre mis dientes
y vuelan, por el cielo extasiado de mi boca,
alegres microarcángeles de azúcar
en plenitud de gozo, y yo se que te amo
y no hay más que saber en este mundo.

JUAN CERVERA SANCHIS -México-

No hay comentarios:

Publicar un comentario