sábado, 21 de abril de 2012

BREVERÍAS

2571

En cada banco en que me siento, espero
verte ocupar la zona a mí adyacente,
mas no con actitud de forastero,
mas como explorador de cuerpo y mente.

Tantos caminos tengo inusitados
que a tus descubrimientos se abrirían,
tantos conceptos aún no formulados,
tantos deseos que te abrasarían…

Tú, que de largo pasas, abstraído,
¿compartirás mi canto y mi gemido?


2572

Soy tu libro de versos,
léeme lentamente, deletrea
cada sílaba en él, pues cada idea
apunta a tus anhelos más diversos.

No es más que el arquetípico diario
de amante ingenuo, de frustrado amante,
del aspirante, siempre el aspirante,
de piel sensual y espíritu incendiario.

Y si acaso al leer te reconoces,
serás tal vez quien no escuchó mis voces.


2573

Se abraza el viento, como yo, a tus piernas,
flameando los pliegues del vestido,
sin que, cautiva en tu solaz, disciernas
quién es quién; mas la flor de la libido
te despierta mi imagen. Ya no alternas
de viento a amante, tu pudor rendido.
Me abres el ángulo de tu deseo,
y desbordante sobre ti me arqueo.


2574

Quiero que el alma se me torne ciega,
que no consiga ya identificarte
cuando pases al lado.

Guarde sólo la idea de una entrega
que sucedió, no más. Y al alejarte,
ni tu aroma despierte su cuidado.

Tal vez llegue a juzgarte su diseño,
y nunca logre despertar del sueño.


2575

Se escuchan los colores del ocaso.
Campanas de oro son, que van tañendo
con algo de esplendor y algo de muerte.

He apurado ya casi todo el vaso
servido a mi nacer, y no pretendo
saber si hay sombra o luz cuando despierte.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

No hay comentarios:

Publicar un comentario