Cuando el zagal dormido...,
sólo pensaba en jugar;
creyendo que de los cielos
venía el bendito pan...
Y odiaba a los deberes
maldiciendo aquel luchar,
temeroso de las reglas
impuestas por mis papás.
Yo cazaba mariposas
sin llegarme a preocupar,
las muchas necesidades
de mi triste humilde hogar...
Me importaba más un nido
y los monótonos piar
de sus polluelos cautivos,
que mis días sin cenar...
¡Libremente sin problemas
con mi plena libertad,
topé con la telaraña
que atrapa a la humanidad!
Y comprendí que la vida
no era coser y cantar...,
que para hilvanar tan solo,
... tenemos que trabajar.
MANUEL HILARIO IBÁÑEZ-Sanlúcar de Barrameda-
DE FACEBOOK - 6136 - HACE OCHO AÑOS
Hace 8 horas
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