martes, 20 de marzo de 2012

CÁMARA. ACCIÓN

Se hizo un silencio
galáctico, pantagruélico, hiperbólico.

Los miembros del tribunal estupefactos.
El personal asustado. Como girasoles
toda la sala pendiente de él.

Allí estaba
como un Daoíz y Velarde
descamisado
desmelenado
marcando paquete
como un álamo en el trigal. Su mano en alto
era como una bayoneta calada.

El ruido del motor. Las luces. El protagonista.

Soy el número que le sigue. Por eso lo sé.

Cada palabra era como una bofetada
en el rostro maquillado de los señores
del tribunal.
Los figurantes parecía que ponían cara
de querer tomar la Bastilla
o el bocadillo de mortadela y el botellín.

El presidente se levantó y rompió los papeles.

Las luces, el ruido de los motores, el protagonista
parecían no haberse enterado. El eco del rasgar
los papeles estaba todavía en el plató. Por fin:
¡Corten! ¡Corten!

La gente fue volviendo a la ficción lentamente.

JOSÉ LUIS MARISCAL-Horcajo de Santiago (Cuenca)-

No hay comentarios:

Publicar un comentario