Bajo el manto obscuro de la tibia noche,
palpo el dulce cielo, sin ningún reproche.
Las bellas estrellas en coros y danzas
son testigos plenos, de nuestras andanzas,
y en sábanas blancas de preciosa seda,
adoro tu cuerpo, de varias maneras.
Bajo el manto obscuro, de la noche aquella,
yo te amé completo, y la luna bella,
se quedó en su lecho, quieta y satisfecha,
entendió que el manto de la obscura noche,
era el plan perfecto, para tu derroche,
y tocar el cielo… sin ningún reproche.
Ya se va la noche… se van las estrellas,
con ellas el manto de la fría noche
y en la cama quedan las sábanas blancas,
y en tu mente quedan mientras vas en coche,
el recuerdo bello de nuestro derroche,
en la tierna noche, que tocaste el cielo!!!
DARWIN I. FLORES VARELA
Revista poética Azahar, nº 133
Hace 8 horas
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