Destino punk
Durante la Gran Exposición de 1851 en el Reino Unido, el grupo musical A presentó su creación: una máquina para amplificación sonora a vapor. Por aquella época, las orquestas pasaban del palacio a las salas de concierto, haciéndose necesario un sonido más profundo y brillante.
El estreno del invento se llevó a cabo con La muerte y la doncella, el cuarteto de cuerdas de Schubert, en versión muy libre. William cantaba la melodía del primer violín, James tocaba la parte del segundo en un extraño instrumento de cuerdas; Thomas hacía lo propio con las líneas del cello en un cordófono grave y Denis alcanzaba la cima de la libertad adaptando las notas del contrabajo a su set de percusión casero.
Aquello sonaba como astillas de armonías pasadas. Y el volumen era atronador. La máquina funcionaba a la perfección, al punto que las ondas sonoras hacían bailar las ojeras de la Reina. Pero no fue eso lo que ofuscó a Victoria, sino lo que William aullaba a viva voz amplificada: “Dios salve a la Reina, no es un ser humano; no hay futuro en el sueño inglés”.
Las fuerzas reales de seguridad comenzaron la represión. Los músicos corrieron sin saber adónde ir. “Por acá”, indicó William señalando una ventana. Se lanzaron. A medida que caían, el entorno se desdibujaba y desaparecía todo rasgo material. Sus gritos se expandieron sin necesidad de amplificación. Mientras duró aquel vértigo, se convencieron de que no había futuro, al menos para ellos. Hasta que fueron a dar a un barco sobre el Támesis. Cada uno estaba en otro cuerpo, al que aceptaron como natural. Sus instrumentos eran nuevos: guitarra, bajo y batería. William respondía al nombre de Johnny y cuando buscó a Thomas a su derecha, no dudó en llamarlo Sid. Paul y Steve, entre bafles, estaban listos para la función. Empezaron con Dios salve a la Reina. A los pocos minutos fueron rodeados por lanchas policiales. Lo que siguió fue uno de los mayores escándalos protagonizado por los Sex Pistols en 1977.
Fernando Figueras(Argentina)
Publicado en la revista digital Minatura 116
domingo, 22 de enero de 2012
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