Terratenientes con alma medieval
Rufianes de la estepa colectiva,
robando soles a campos marchitos,
matáis ilusiones,
enterráis voluntades,
acaparando monedas,
acaparando poderes.
Sombras que no atajan las luces,
luna que no muestra caminos,
así caváis nuestra tumba,
mucho antes de nuestro entierro.
Dietéticos de nuestras ilusiones,
como lava cubrís nuestros sueños,
ahogando nuestro pulso
podando nuestro hacer.
Mas, errasteis en el fin.
Cazadores, frívolos del poder,
hacedores de vallas al aire
olvidasteis encarcelar ilusiones
errasteis al fin.
El fruto creció en la sombra
por el calor de una idea.
Despreciasteis el alimento de los dioses
obviasteis el fruto del silencio
mantuvimos la palabra.
Ideas crecieron por ella,
valores, honor, códigos
recogimos en cosecha,
pobres de ropaje, saludamos al sol
justos de cebollas la luna alumbró.
Alguien el primero fue,
a éste, cientos siguieron
la letra impregnó el blanco,
el alma se enardeció.
Unos, muchos, plasmaron
lo que otros, muchos, leyeron.
Retornó el sol a los campos comunales,
Como brotes, incipientes,
las letras aparecieron,
como cosechas deseadas
los pensamientos crecieron.
Reglas divinas reglan destinos,
los unos, con los dineros, plasman sus almas
de otros sus almas, su albedrío alimenta.
Comensales de ideas, de esos somos
homenaje a éstos, de éstos te creo.
Del libro Poemario de un ideario de MAXI CAMPILLO PONS
jueves, 26 de enero de 2012
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