domingo, 3 de abril de 2011

POEMAS

Aspecto: Ambivalencia.

Es una gran competencia
en la que vence aquel,
que tiene mejor presencia.

Hay que ser igual que todos
no hay que salir del contexto,
que la moda nos ha impuesto.

Mas hay que ser original,
habiendo que procurar,
ser diferente del resto.

El dilema está servido,
es una ambivalencia más
que pudiera ser fatal.

Lo importante es ser del grupo
lo más parecido a todos,
formando parte de un todo.

El antagonismo presto y servido;
pues la individualidad gusta
y sólo con ella se triunfa.
Pudiera ser.

Hombre Engañoso,hombres Valerosos: Doping.

Es una hermosa carrera de hombres solos, hombres alados,
hombres que sobre una gran superficie plana corren: pista
hermosa y ovalada con precisas rayas blancas marcadas,
las calles que son llamadas. Y que esta esponja roja y dura
se convierte, en un campo de batalla.
Pista rodeada por las gradas, gradas en donde una multitud
clama enfervorizada al ver correr a unos hombres bellos,
hombres que con su correr, muestran su magnifica estampa humana.
Duelo a la vez entre muchos hombres solos, aunque sean más de dos,
pues lo que importa es la esencia del duelo, que es, la nobleza y el valor.
Uno, llevará sus armas escondidas, será el hombre Engañoso:
los demás, nada de ellos esconderán, serán los hombres Valerosos.
Con correr endiablado y con sus miradas al frente y con sus brazos
y sus manos abriéndose paso van, con frenético
y armonioso movimiento; mientras sus piernas cansadas
van soportando el esfuerzo sin ceder ni un solo momento
en su empeño por ser tan veloces como el viento.
Todos sus músculos van perdiendo la energía, energía
que tuvieron al comienzo y, sin fluidez sus movimientos van siendo,
antes cadenciosos y majestuosos, vuélvense poco a poco
angustiosos, envarados y rotos: mas el rostro en hermoso
pudiera llegar a convertirse, el rostro del Valeroso, rostro del sufrimiento,
rostro que muestra la grandeza del hombre, hombre
que ante la adversidad, siempre vence…
La sangre negruzca en sus cuerpos va creciendo, y sus pulmones
ya no pueden cambiarla por roja sangre al momento,
que es donde la energía está; y los hombres Valerosos
van zozobrando en la pista, a la vez que su coraje los reflota y empuja
en su lucha, siendo éste, su única arma sola; el coraje.
Mientras que el hombre Engañoso cambia de arma a su antojo,
las saca de su escondite y, sigue con su coraje escondido
o quizá, porque no tenga.

Y, así como el ladrón prepara su fechoría, con alevosía,
y en forma premeditada maquina la forma y manera de robar,
sin ser visto, y a ser posible huir, con su botín, sin importarle el mal causado
a seres inocentes, que quizá, hasta en él confiaron…
…Así, hace el hombre Engañoso con los hombres Valerosos
engañarlos y robarles sus esfuerzos e ilusiones, ocultando su maldad;
saludando a los aplausos y recogiendo la medalla
desde lo alto del Podio, escuchando el Himno Nacional
sin sonrojo y, al terminar, alzar los brazos en alto y besar
tiernamente la medalla e incluso una lágrima soltar
de sus falsos ojos llorosos; y abrazar a los hombres Valerosos
con prepotencia y falsa humildad, sin mirarlos a los ojos,
hombres a los que vilmente engañó.
Y, así ladinamente irradiando alegría, posar en fotografías
para la posteridad, sonriendo a las cámaras de las televisiones,
televisiones de imágenes multicolores, imágenes que darán la vuelta al mundo,
quizá, en su desvergonzado posar; sabiendo él mejor que nadie
que ha sido un robo lo que ha cometido, ocultando su desvergüenza
a todos menos a él, que es, el único que lo sabrá,
y recordará su indignidad a lo largo de su vida; pudiendo
incluso presumir ante los demás y en su soledad llorar,
sin poder rectificar, por ser un hombre cobarde, perdiendo la oportunidad
al contar toda la verdad, pidiendo perdón en público y su vergüenza limpiar
dignificanado su vida, ante él y los demás.
Y a ti hombre Engañoso puede que alguien un día a la cara te diga
la verdad, la verdad del correr: Correr que es sentirse alado, etéreo,
cuerpo y alma unidos a la vez, que es el correr, con limpieza y dignidad.
Correr como hacer un poema improvisado, con el propio Ser,
y que escrito quedará, sin letras y sin papel, conforme se escribirá
borrando se irá, nadie lo recordará, se escribió para ser vivido,
esencia de poema es.
Y, que con tu sangre juegas hombre Engañoso, y tu sangre eres tú,
y tu sangre roja, es tu vida, como la de cada cual, como la negra,
es tu muerte, como la de cada cual - sangre negruzca, como hubiera
dicho Homero – sangre con la que juegas y si no dejas de jugar,
con tu vida lo pudieras pagar.
…Sangre roja: Limpia…
Sangre negra, sangre dolida y cansada de vuelta va por tus venas,
sangre que a tus pulmones llega, donde el oxigenado aire
cambiará negra por roja: sangre preciosa.
Roja sangre, que es la vida, que por tus arterias llega, llega a tus piernas,
para que veloces corran, corran, por una pista muy bella.
Sangre negra, sangre roja que tu corazón empuja con pasión, pasión
que te lleva el amor a la carrera. Deja a tu sangre que corra a su aire
sin que nada de fuera, perturbe su noble carrera.
Y, así como naciste inocente del vientre de tu madre, madre,
que con su sangre te dio la vida conserva tu sangre limpia
y con nada tú la ensucies.
Y así, como un bello caballo corre por una pradera verde
con un galope impetuoso y rebelde pregonando su alegría, alegría
que con su estampa refleja…
…así quiero verte correr Atleta, con la sonrisa en los labios, sonrisa
que da la nobleza del juego limpio en la lucha, por ganar en la carrera.
Y, mira a tu enemigo en la batalla con respeto y con nobleza, valorando
su persona, luchando de igual a igual, sin tomar ventaja alguna,
pues si ventaja tú tomas ya serás peor que él, aunque corras más veloz
y hasta primero tú llegues.
El correr, es un arte de hombre solo, solo tú, con tu correr,
solo tú te habrás de ver, veas de no ver a un tramposo, tramposo
que sólo verás tú, y solo verás tu sonrojo, solo cogerás tu premio engañoso,
solo disfrutarás de tu amargura de ser innoble y ruin; visión
que no te abandonará jamás, nunca rectificar podrás, por además ser cobarde,
cobarde que es aquel, que no se atreve a perder, y, qué sólo los valientes,
perder saben, felicitar al rival y sonreír, sonreír, como sólo los valientes hacen.

Autor: Julio Guzmán Sanchis.

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