Y sigue mi dulce, creyente y romancero espíritu inquieto, él va atrapando los siclos del tiempo. Su vestido y el mio gimen en la tarde agreste, él va ausente de todo. ¿Será que la verdad de mi existir está entre estas paredes mustías? . Voy caminando por la vida cada día como sonámbula, ida, algunas veces me confundo entre el aroma de hojarascas, éstas las del otoño, las las que caen yertas. El horizonte bondadoso me invita, me detengo y cojo el aroma del prado acolchonado, el prado luce de un amarillento mustío, éste me sonríe, lo miro y lo veo igual que el cabello de mi amor, ¡ Ese, el amor del ayer, el que se engendró mecido entre el suspirar del viento!, logro por instantes aquietar mi existencia, que y me quedo enredaba entre los laberintos de mi alma. La niebla blanquecina se asoma aquieta, ella se desliza en el crepúsculo de tu ventanal arcaico, oigo que te quejas dolido por los años. Mientras un gorrioncillo canta, su canto alborotado. Imagino tu sonreír de ayer amado mío, escucho esa tu risa, la que se ha perdido, porque tu boca ahora es como mueca de mil calaveras implorando admitía,¿Qué puedo hacer para que revivas de nuevo? .Anhelo recordarte pasional, así como antes querido, tal como ese ayer, ya que aún huelo tu piel cual lozanos nardos en flor. Aún recuerdo tu jardín lejano, tal vez porque en mis manos dejaste plasmada tu huella, y quedaste en mí tal cual, como un compás de carabanas alegres. Son esas tus manos,¡Oh'! tus manos las que deseo, esas, las que iban corriendo veloces por mi piel lozana. Ya no actuamos como antes, lo sé, pero yo sigo imaginando tu piel de terciopelo, sólo así logro amarte en mi senit quejumbroso, el de hoy.
Ariam Diesel
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