Voy a imaginar que estás de espaldas,
que temes ser de sal si te das vuelta,
que eres el envoltorio de una pena
tras la fuerte consistencia de tu gesto.
Voy a imaginar que estás distante,
tan lejos como alcanza mi mirada,
hablando con el mar para indagar en tu alma,
o en la altiva montaña
para fundir tu razón con el silencio.
Y en esa lejanía de tu ser
que me condena a la espera de lo incierto
y a sangrantes muñones si a tu puerta llamo,
voy caminando con la cabeza gacha
para encontrar la voz del desacierto.
En vano el libro de mis pasos
me muestra hojas en blanco, amarillentas,
donde a pesar del intento... nada encuentro.
Y aceptando mi sino repetido
me pregunto una vez más, sin darme tregua,
si esta sombra que nubla mi horizonte
es el boceto de un delirio vano
o es el amor que, desde lejos,
me dice adiós con sus esquivas manos.
ALBERTO PEYRANO -Argentina-
Publicado en la revista Estrellas Poéticas 63
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