viernes, 26 de agosto de 2016

NAÚSICA, PRINCESA


Temprano, en compañía de sus sirvientas,
Naúsica sale de palacio y toma el camino del río.
Es un día veraniego. Pronto siente
que aquella hermosa luz insular
inquieta también sus carnes y sobresalta su mente.

Naúsica  ya no es una niña,
sus senos y caderas  se han redondeado,
y  otros son sus deseos ahora, otros sus anhelos,
otro el ardor con que despierta cada mañana.

Ahora tiene pensamientos que una muchacha
no se atrevería a confesar. Palabras que no podría decir
sin ruborizarse, sin sentir pena,

pero que son su deleite.

Un sueño le ha anticipado que hasta allí,
hasta aquella lejana isla,
               un día llegará el varón que la hará su mujer.

Y esto la tiene perturbada.

Hoy, como es costumbre, lavará la ropa en el río
y jugará a la pelota con sus esclavas.

Y, por una casualidad,
entre los matorrales de la playa,
descubrirá al náufrago
que hace poco el mar ha arrojado allí
                                                      como una cosa más.

ELKIN RESTREPO -Colombia-
Publicado en Periódico de poesía 90

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