Nació como nace una flor,
y con el tiempo fue creciendo,
casi sin darme cuenta,
le fui queriendo,
sufro y me desespero,
si no te tengo cerca,
sonrió a más no poder,
cuando contigo suelo estar,
en mis noches de desvelo,
fiel guardián y consuelo,
la gracia y el perdón,
siempre están a tu favor,
de tu limosna quiero vivir,
y como alma que abraza al viento,
junto a tu lecho, pretendo morir,
el tesoro de tu amistad,
tan grande como la verdad.
Edwin Cruz Villegas -Costa Rica-
No hay comentarios:
Publicar un comentario