No pudo haber sido un encuentro equivocado
como tampoco provocado
tal vez un encuentro milagro
Ella podría haber venido de su agua de pantano y ciénaga,
yo de mis árboles de mango y guayaba
O tal vez habría venido de un mundo inimaginable para mí
como inimaginable pudo haber sido el mío para ella.
Y en un tercer mundo, quieto y suspendido,
estábamos los dos,
un par de monstruos extraños,
compartiendo el sentimiento mutuo
del asombro.
Ahora me pregunto cómo a qué….?
le habrán parecido mi rostro, mis brazos, mis piernas….
en fin mi presencia humana.
Cuando a mi sus ojos amarillos,
sus garras aterradoras y
su cresta medio desbaratada;
hacían figurarme todos los animales del paraíso,
el de la biblia de mi casa, a la vez.
Después supe que se llamaba iguana,
a otras parecidas era así como se les llamaba…
Y mucho después en mis clases de biología,
llegué a la conclusión
de que aquel pequeño y apagado dragón
de la cita de mi infancia,
era un ser venido de otro mundo.
Tal vez un naufrago dela arca de un Noé prehistórico
y hubiera venido a dar con nosotros
en un mundo en el que ni siquiera
los lagartos se acomodan.
LINA MARÍA GÓMEZ
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