Sólo cubierta por el talle cien de un corpiño rosa de encaje
dejándose interceptar los labios por el filtro de un cigarrillo árabe
esperó que ese gigante
cubierto apenas con celeste estuche peniano
decidiera.
Del libro Corona de calor de ROLANDO REVAGLIATTI -Argentina-
No hay comentarios:
Publicar un comentario