Escoger a la víctima va a ser empresa fácil
(una lista virtual en mi memoria existe).
Matar con la ignorancia su frescura presente.
Negarle la palabra.
Clavarle la mirada.
Un gesto desafiante lo retará a este duelo
de matarnos fingiendo que el otro es invisible.
La solución será:
si no lo tengo yo
nadie,
nunca,
por nada,
mientras viva y él viva,
lo tendrá.
Haré como el gran mago,
de espaldas hacia el cuerpo del delito,
me volteo
y no existe.
Del libro Detrás de mis celosías de
Marta Roldán -Italia-
Publicado en Editorial Alebrijes
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