Aunque a veces me siento solitaria
y tantas veces he derramado lágrimas
y aunque la muerte a mi puerta ha tocado
jamás he de sentirme derrotada.
Aunque el dolor ha sido compañero inseparable
y la soledad aliada de mis penas
aunque me he alimentado de tristezas
nunca he de apartarme de la senda
Aunque muchas veces me fue negado
un abrazo, y tantas otras no percibí
siquiera una sonrisa, no hubo una palabra
oportuna seguiré mi camino sin regresar
sobre mis huellas.
Aunque el amor huyó de mi destino
solo nubes grises me guiaron en mi lucha
aunque fue mi camino pedregoso y difícil
escalé montañas sin pensar en el fracaso.
Aunque el mundo se mostró hostil ante
mi sufrimiento, y esa voz que esperaba
se perdió en el tiempo, y mi corazón
no encontró un arrullo que le ayudara
a soportar las cargas aquí estoy y estaré
de pie luchando siempre por mis sueños rotos.
Aunque me llamen loca seguiré cavando
ese hoyo profundo donde sepultar las penas
Y alzaré mis brazos como un grito silencioso
que diga libertad te quiero por compañera
Subiré una y otra vez a la montaña, donde mi voz
con el viento juega, y seguiré escribiendo
mis versos chuecos, por si alguien quiere refugiarse
en ellos.
Seguiré avanzando con mi paso firme dejando
atrás mi sangre sobre la tierra, y un día descansaré
tranquila allí donde mis amados muertos me esperan
dejando siempre como legado al mundo
un grito al viento. Un escrito de amor, un eco
que diga siempre que vive la esperanza
que hay un Dios que redime y purifica
que hay una poeta que grita libertad sobre
las peñas.
Dejaré mi grito de guerrera y una estela
de luz en el camino, no he sido ángel que
ilumine, ni fiero demonio destructivo
solo una mujer de muchas risas, de corazón frágil
y errabundo, que huyo de la tristeza cada día
enfrentando siempre el dolor con su sonrisa
aquí estoy avanzando por la vida sin negar
que hay un Dios que ha cuidado de su vida.
Martha Lombana -Colombia-
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