Más lejano todavía que los secretos
De una noche que se abre de luces
Y un montón de guijarros arrastrando sus manos
Surcado por la baba del miedo
Sembrado en la sangre del conciliador
Tose con saña el espejo
Que trae un alud de desaciertos
Del séptimo hijo que escupió en el suelo
Del primer amor que durmió en el olvido
De aquel error que silbó en el vacío
De esa mirada que lloró su destino
Y de esos ojos que no se detuvieron
Más lejano todavía que la melancolía
De un tropel de villanos, demoliendo, acaso
La vasija que cantó los aciertos
Esa tarde que se asqueó de penumbras
Pisando las flores que se clavaron
Doblando la piel antes que duela
Tira trompadas el espejo
Que esconde la mano antes de tirar la piedra
De aquel sueño que se quedó dormido
Del último abrazo que aspiró el incienso
De aquel beso acelerando huesos
De aquellos ojos alejando ternuras
De esa mirada que pasó volando
De este corazón que busca un reflejo
Daniel La Greca
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