Cuando salgas fuera, no olvides cerrar con llave
la puerta, correr las cortinas y juntar las ventanas,
recoge los estímulos palpitantes para el corazón
y guarda los recuerdos cerca de los secretos del alma,
yo estaré esperando junto a aquella calle alargada,
si todo esto supusiera mucho peso, ve tranquila,
también querré ayudarte con los ovillos de tus lunas,
tus retratos de niña y la fortaleza del presente
que en todo responde aunque a veces no habla.
Llegaré en un coche de color blanco, ya conozco
el camino por el que serpentean los decibelios
de las flores, así que no tendré más que dejarme
guiar por el instinto, escuchar el susurro de la mar
soñada que tiembla en tu cuerpo y el paisaje
del patio que llena de aire los aromas nuevos,
antes de bajar, no olvides el vestido azul, y las botas
marrones de piel, trae contigo el hoy, encierra el ayer,
mimaré esa voz que duerme entre algodones
y el amor que se desboca en la tempestad del papel,
para cuando lleguemos tendré preparada la mesa,
el vino y el pan serán de las pocas cosas que nos sobren,
hoy me dio por pensar que si hubiera una posibilidad
de que el alimento de los besos fuese fundamento,
las razones irrazonables podrían tener un orden lógico
dentro de nuestra propia forma de pensar.
Sin embargo me aferro a ti, porque eres mi todo,
replico que no me olvides, que es muy feo olvidar
a quien quieres porque te ama, es dulce sentirse caliente
cuando enfría un zarpazo de noche, o el milagro de luz
clara de la mañana no resucita, si no pronuncies
mi nombre o si el mundo se detuviera o se parara.
Aun así, no olvides cerrar con llave la puerta,
y mirarte en el sol cuando juntes las ventanas,
si tienes dudas, yo mismo, rastrearé la cancela.
Recuerda que una vez dijiste que algún día viviríamos
junto a una orilla dispuesta al atardecer para mojar
nuestros pies con el líquido que sació tu garganta,
ahora haciendo memoria parece que fue ayer,
y el tiempo, vida mía, como pasa.
Fernando Novalbos Sanchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario