¡Oh viejo muelle de la playa!
pareces un anciano desvalido que llora y calla.
y eres cual barco que en la arena encalla.
Abandonado noche y día sufriendo a solas,
carcomido a bofetadas por las olas
que corroe tu estructura de descolorida crayola.
De lejos semejas un anciano minusválido
con muletas, rodillas vendadas y escuálido;
el mar a golpes busca quitarte el último hálito.
Parte de tu cuerpo se pierde a cada instante,
caen tus muletas negras con artrosis de gigante
moribundo con débiles zancos tambaleantes.
Hoy en tu soledad de decrepitud y olvido,
nadie recuerda lo grande que tú has sido,
ni te sirven de apoyo para caminar contigo.
Olvidaron pronto las ganancias que se ha obtenido,
que con tus espaldas embarcaste durante siglos:
hacia Europa minerales, algodón y finos piscos.
Los barcos cargueros, exportadores ya se fueron,
hombres y vagones que anduvieron por tus rieles fenecieron,
tus hierros y maderas son solo recuerdos.
Muchos sin piedad despreciándote dicen al verte herido,
que solo eres un trasto de armazón carcomido,
herrumbre que en cualquier momento caerá vencido.
Y vas muriendo lentamente como pelícano caído,
¿quién te apoyará para reforzar tus extremidades y ser macizo?
¡Oh viejo muelle, patrimonio de la historia que atraerá al turismo!
Armando Rebatta Parra
No hay comentarios:
Publicar un comentario