Hoy volvimos a encontrarnos
con historias diferentes, tú a él
ya no lo amabas, y yo empezaba a quererte.
Fuimos los dos las migajas
clandestinas del destino que habitaron
los exilios sin los cercos, sin fronteras.
Era solo aquel amor que abrigaba
su calor de clamores y anhelos, de bemoles
y sudores donde hervían mocedades...
Tú dejaste de quererlo, yo también
dejé de amarla cuando su calor
ya no era regazo aquí en mi pecho...
¿Te pregunté si lo amabas?
y tu silencio rompió las paredes
de la duda porque me diste un beso,
y eso fue todo: tú empezabas a quererme.
Hoy ya mi queja no vale,
se ha vuelto fruto de otoño,
y mi semilla en tu pecho germinará
en primavera...
RICARDO FLORES JOYA
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