Resiento tu vil y cruel desprecio,
Mis sentidos ya no pueden más,
Humilde sentimiento de un necio,
No me arrodillaré ante ti. ¡Jamás!
Creía tanto en ti, villana sin moral,
Eras mi fe, mi amor y mis alegrías.
Ya ni queda el valor sentimental,
Ni tu piel, tus ojos ni mis Poesías.
Por eso, tenemos que olvidarnos,
Ya no estarás en mi existencia,
de tu vida queda el sabor amargo,
de la mía, borrarte mi conciencia.
Quiero sentir mi alma y las alegrías,
Vivir a plenitud, amor, mi vida plena,
Volver a declamar tiernas alegorías,
Volvamos a soñar, el mar y la arena.
José Rafael Díaz -Puerto Rico-
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