Siempre he sido muy morboso.
Cuando me hablaron de la posibilidad de ver como alguien moría en directo, no lo pude resistir.
Me dieron la dirección de un chat muy especial, donde todos sus miembros estaban dispuestos a suicidarse, para disfrute de algún voyeur como yo.
Entre en él y curiosee los perfiles de sus miembros. Podías encontrar de todo, había donde elegir, me llamo la atención uno en particular. Un chico de mi misma edad, con mis mismos hobbies e inquietudes, hasta su descripción física era calcada a mí, ni un hermano gemelo tendría tal parecido,
lástima que no hubiera foto para poder ver que tal parecidos éramos.
Contacte con él, chateamos durante un buen rato, hasta que me gane su confianza y pude convencerle para que se quitará la vida en directo. Conecté la cámara web muy ilusionado, yo sería la última persona que le viera. Cuando conecté con él, para mi sorpresa, en la pantalla de mi ordenador pude verme a mí mismo, que clase de broma era esta.
Mientras yo no podía salir de mi asombro, pude ver detrás de mi alguien con un pasamontañas que le cubría la cara, y un gran cuchillo de cocina en su mano derecha, entonces comprendí, que lo que estaba a punto de ver, era mi propia muerte en directo.
Diego Galán Ruíz (España)
Publicado en la revista digital Minatura 148
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