A Fernando Palenzuela
Mucho antes de que tuviéramos el insomnio de la luz
Tuvimos el despojo de nuestra propia sangre
Que al alba no alcanzo a saltar
Quedándose como una imploración sobre las abejas
Quedándose más tarde sobre el soplo del sol
Que nos hizo tener cinco cuerpos,
Cinco cuerpos que rebanaban la luna sobre las raíces,
Cinco cuerpos que carbonizaban lo felino de la noche.
Nadie se preparó para esta vastedad
La noche heredó la muerte
Y de todas las cosas heredamos solo sus muertes
Nunca he visto el día
Caos y padres aplastan mi elemento
El latido de mi sombra ocultó los torbellinos
No se lavó el espejo donde termina el mar
La nieve siguió violando lámparas hasta el desvanecimiento
No se lavaba el espejo después de esas horridas jornadas
Las anclas pincharon la noche
Cayó naftalina sobre las estaciones de trenes
Donde mis tías descubrieron que la noche estaba sobrepuesta
Eso probó tanta amargura bajo la tierra
Ese vértigo de madera que hay en lo recién nacido
Sobrepuesto está también en nosotros
El mensajero anochece en el cazador
Y el cazador amanece en el hijo
Sobrepuestos estamos en nosotros mismos,
Con este insomnio de la luz
Con este soplo del sol
Que nos hiciera tener cinco cuerpos
Cinco cuerpos se deben tener para entrar en los tajos del abismo
Cinco cuerpos que entran al mar
Ordenando la luz que tuvieron los ángeles durante el día
Este soplo del sol tuvo cinco cabezas al mirar por dentro esos tajos del abismo,
Que del fuego pasaron a la mujer
Y fue tanta la vigencia nívea de las lámparas violadas y los huesos
Que una estrella visitó la sangre, dejando todo intacto sobre el mundo
Mis cinco cuerpos, tenían conocimiento de lo sobrepuesto
Habían nacido, muerto, amado, dormido, sobre una precisión velada
Tal como el pájaro que no puede dormir porque le hacen escuchar su propio canto
Grabado por quienes el mismo canto de este pájaro no dejó dormir
No se dejaban engañaban cuando lavaban los espejos
Y al soplo del sol supieron como había sido todo
Así fue todo,
Al llegar a una esquina nos dimos cuenta
Que la noche quedó sobrepuesta
Un insomnio de luz empezó a desangrarnos
Todo era reflejo de raíces,
El despojo de la sangre quería saltar a esas raíces
Pero no eran ellas, eran solo un reflejo de raíces
Tal era la amargura bajo la tierra
Entonces llegaron los cinco cuerpos que el soplo del sol nos había hecho
Se prepararon para la vastedad
Hicieron lo que debían hacer
Rebanar la luna sobre las raíces,
Carbonizar lo felino de la noche
Lo recién nacido tuvo su vértigo de madera
Ahora sobre el soplo del sol quedó el despojo de mi sangre
Se quedó como una imploración sobre las abejas
Yo lavo un espejo, aquí donde termina el mar
Mientras pasan por mi lado, luces que me recuerdan mi destierro
Vengo y voy a lo sobrepuesto, con el mismo insomnio de la luz
Recuerdo como cazador y mensajero amanecían y anochecían
Unas tías que nunca tomaron el tren bajo la noche pinchada
Guardándose naftalina entremedio de las enaguas
No me dejo engañar por lo que parece intacto sobre el mundo
He de nacer y morir sobre una precisión velada
El latido con una precisión velada oculta los torbellinos
Los cincos cuerpos se desvanecerán como el soplo del sol sobre los tajos del abismo
No alcanzarán a saltar a las raíces.
Rodrigo Verdugo -Santiago de Chile-
Publicado en Archivos del Sur
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